Yo no sé ustedes, pero yo tengo la sensación de que vivimos el final de una época; no me pregunten si la que viene será mejor, no lo sé. Lo que si tengo claro es que lo que venga dependerá de nosotros, de la ciudadanía. Los resultados de las recientes elecciones europeas lo han dejado claro. El éxito de Podemos, puede ser más profundo de lo que algunos parecen querer pensar. Los votos a este joven partido vienen en un 26% de ex votantes del PSOE, y en un 25 % de IU; el resto se lo han arrancado a la abstención. Algo sin duda de una gran significación demoscópica. Mientras en el PSOE, siguen pensando que su problema, es de “caras”; creyendo que la política española es como la tortilla del mismo nombre: una vez estas arriba y otras abajo. Yo les recomendaría a las elites del PSOE que llamen a Grecia, si conocen a algún cargo o militante del PASOK y que les pregunten qué lugar ocupa el homologo socialista español en el ranking griego de partidos políticos (creo que ya es la tercera fuerza política y bajando). Por favor díganle a Eduardo Madina que le pregunte a Francisco Fernández Marugán, Alfonso Guerra, Felipe González, o Elena Salgado o quizás mejor por proximidad a José María Benegas, que significa “Casta”.
También
le recomendaría a Cayo Lara que este rápido afán por introducir cambios en la
forma de elegir listas electorales que le ha entrado tras la europeas, lo podía
haber puesto en marcha antes de colarnos por tercera vez a Willy Meyer; y por
favor, si IU/EU quiere tener algún futuro, dejen claro que la política no es
una carrera profesional, uno no asciende o promociona desde unas cortes
autonómicas a las europeas sin pasar por el mundo laboral. O en este caso, el
Parlamento Europeo no debe ser ningún “puente
de plata”, ni siquiera un limbo
en el que pernoctar mientras arrecia la tormenta. La gente normal, está cansada
de las imposturas: decimos una cosa y luego hacemos otra, que curiosamente es
casi lo mismo que hacen los grandes a los que criticamos. Basta de Apparátchik!,
la política del Siglo XXI no requiere intermediarios profesionales.
La
Monarquía, que de tonta no tiene un pelo, sensible a los cambios profundos que
se avecinan, muchísimo más que un sismógrafo (su espíritu de supervivencia es
proporcional a su “campechanismo”), se ha puesto manos a la obra y ha acelerado
el recambio de un Borbón por otro, ya saben, “cambiar algo, para que todo siga igual”. Todo ello antes de que
Rubalcaba se vaya, y se desmadre la tropa a la catalana.
Las
cosas parecen que empiezan a cambiar en el oxidado mundo de las decisiones
políticas de este país. Por eso, estoy contento con el triunfo de Podemos, porque plantean lo que la gente
está pensando, porque parten de los problemas sentidos de los/as ciudadano/as;
y no por hacer sondeos, sino porque es la ciudadanía la que hace con su
participación activa ese discurso. Aunque reconozco que son muchos los retos
que tienen por delante. El principal será no convertirse en aquello que
critican. Ser capaces de sumar, de poner por delante lo que nos une, lo urgente.
No lo que nos separa. Estamos asistiendo a otra manera de hacer política,
esperemos que en esta segunda “transición”, los cambios se hagan en la calle, con
la gente, y no en los despachos. La irrupción de Podemos ya de por sí, está
introduciendo cambios, pero creo que a esta sociedad ya no le basta solo con
algunos cambios cosméticos, la gente reclama mucho más y justo ahí está el
reto.
El
fin ha comenzado.
Miguel
Angel Martín