martes, 18 de junio de 2013

La Diligencia

La Diligencia (1939) de John Ford
A pesar del título, no voy a hablarles de John Ford, ni de John Wayne, aunque algo de esto tenga que ver con el peor cine de Serie “B”. Voy a hablarles de un personaje que podría haber tenido un buen papel en La Diligencia (el banquero), me refiero a José de la Cavada, responsable de relaciones laborales de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), este buen hombre el pasado lunes criticó los cuatro días de permiso que el Estatuto de los Trabajadores otorga por el fallecimiento de un familiar de primer grado cuando es necesario pernoctar, "porque los viajes no se hacen en diligencia". He de reconocer que a la decima de segundo me vino a la cabeza la cantidad de gente que se quedo esperando su avión cuando Díaz Ferrán, ex Presidente de la CEOE, los dejo en tierra, el día que hizo quebrar su empresa y se los llevo “crudos”. También me acorde de Arturo Fernandez, Presidente de la patronal madrileña y Vicepresidente de la CEOE, acusado por algunos de sus ex trabajadores de cobrar en negro más del 50% de sus salario, o de sus deudas con la Hacienda Pública. Y por supuesto me acorde de la multa de 25.000 euros que la Inspección de Trabajo impuso al propio José de la Cavada, responsable de relaciones laborales de la CEOE y parece que nuevo vocero mediático de la “caverna”. Es curioso ver el listón tan alto tiene la CEOE para aportar ideas al debate sobre las relaciones laborales, y es curioso que hagan referencia a La Diligencia, gran pelicula, donde la trama que subyace es la captura de un banquero ladrón y corrupto.

Joaquin Estefanía el pasado domingo en El País retomaba el concepto de Elites Extractivas acuñado por los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson, el concepto no está mal y es discutible en muchos aspectos, pero aquí ya tenemos el nuestro, que encaja perfectamente y cada día esta más actualizado y renovado, me refiero al concepto de "Cacique", por cierto coetáneo con el de Diligencia. El medio de trasporte preferido por el pensamiento de la CEOE. Estefanía se declaraba asombrado de cómo el foco de la responsabilidad de la crisis ha pasado del mundo financiero al de la Política, que hoy por hoy es el que está siendo culpabilizado por la gran mayoría de la ciudadanía. Es cierto que la crisis se ha consumado en el mundo financiero, pero no es menos cierto que gracias a la dejadez de una clase política excesivamente permeabilizada a los lobbys económico-financieros. Los ciudadanos y ciudadanas no votamos banqueros, votamos personas para que defiendan nuestros intereses, otro debate es si votamos a la zorra para guardar el gallinero, consciente o inconscientemente. Por lo tanto es lógico que se culpabilice a la política, lo que no es lógico es que los que se han aprovechado de una manera voraz, no solo salgan de rositas, sino que se permitan dar lecciones de austeridad y esfuerzo.

La magnifica segunda parte del Informe Lugano de Susan George, nos avisa de una cuestión a la que no estamos dando la importancia que merece, me refiero al cambio de paradigma que se está produciendo, de un Modelo Ilustrado a un Modelo Elitista Neoliberal. Hablar de paradigma significa que un modelo ha triunfado sobre otro ocupando todo el espacio intelectual y cultural. Y los cambios de paradigma implican resistencia, dolor y conflicto. No sé si estamos en eso o casi, quizás si algún día nos sorprende alguien en la panadería o el mercado reproduciendo este dialogo del banquero corrupto de la Diligencia “¡El gobierno no debe intervenir en los negocios! ¡Reducir impuestos! Nuestra deuda nacional es algo asombroso ¡Más de 1.000 millones anuales! ¡Lo que necesita este país es un hombre de negocios como presidente!.... “, quizás en ese momento ya estemos en el nuevo paradigma.


Miguel Angel Martín


miércoles, 5 de junio de 2013

GALMED

2013
Siete mil ciudadanos/as decían los medios que habían asistido a la manifestación en apoyo a Galmed que se realizo el pasado día 24 de mayo. Yo vi más, vi un profundo poso de nostalgia; miles de sueños y una buena cantidad de recuerdos. Recorrer de nuevo las calles del Puerto ante la amenaza al futuro siderometalúrgico, plantea muchas preguntas. A las que no es fácil dar respuestas, mientras a tu lado con el cabello ya canoso va tu amigo, con el que corrías en 1983 delante de los guardias en Madrid o en los cortes de la A7, guardias que a nosotros no nos tocaron grises, nos tocaron marrones (seria el preludio de una época). Junto a él, mujeres y hombres en los que ves la misma mirada de preocupación que hace tres décadas viste a tus padres, miradas sin futuro. Tampoco falta el digno caminar de los que no se rindieron entonces y tampoco lo hacen ahora. Sin embargo ¿Qué nos separa de los años 80? ¿En que nos hemos despistado? ¿Con que nos han entretenido?

El 24/5 había mucha gente en las calles, muchas eran las mismas de las últimas manifestaciones en defensa de la Sanidad y la Educación Publicas o en contra de los recortes en la Dependencia o contra la Reforma Laboral más salvaje de la historia. Otras muchas no. Y da la impresión que en este pueblo, durante los últimos treinta años, nos despistaron, nos hicieron creer que todo es relativo, que hay cosas pasadas de moda, nos hicieron vivir la ilusión de la clase media y nos olvidamos de lo que somos: un pueblo de trabajadores, inmigrantes,  hijos de inmigrantes o nietos de inmigrantes. Pero sobre todo trabajadores. Pasamos de luchar en las calles para disponer de un Hospital, porque la gente moría en ambulancias camino del Hospital la Fe de Valencia, a hacer mutis por el foro mientras nos privatizan la Sanidad Pública y volvemos a hacer treinta kilómetros para ir a la Clínica Quirón; Nuestra educación es fruto del esfuerzo de nuestros padres para que pudiésemos estudiar y tener un futuro, algo que solo puede garantizar la Educación Pública; y ahora se nos hacen los “ojos chiribitas” si podemos llevar a nuestros hijos a un colegio privado en ingles construido en suelo público o a un concertado religioso cuando no pisamos una iglesia ni en las bodas. Pasamos de participar activamente en la vida social y política a “delegar” demasiado en otros, e incluso a creer que los que defienden los intereses de Emilio Botín también defienden los nuestros, ya lo dijo Cospedal en 2011 “Los trabajadores que este tranquilos, que aquí está el PP para defenderlos”.

Ahora después de treinta años, defendemos el futuro de 165 trabajadores, sus familias y los más de mil puestos de trabajo indirectos; defendemos el futuro y la dignidad de un pueblo de trabajadores; defendemos un futuro donde la salud, la educación, el trabajo y el cuidado de los más débiles no sea un privilegio. Al fin y al cabo somos lo que defendemos y eso no es poco. GALMED es algo más.


Miguel Ángel Martín


1984