La calle en 1977 |
La POLÍTICA con mayúsculas murió, y se
instauro otra. Una de intermediarios, de profesionales, de oportunistas, de
asalariados que año tras año ocupaban el mismo escaño. Política de la que no se
salvo ningún partido. Desde entonces todos “estos”, como diría acertadamente el
historiador José Álvarez Junco, han
hecho una interpretación dominante del pasado que ha convertido la Transición
en algo así como Sagrado y la Constitución como las Tablas de Moisés esculpidas
en piedra. Algo que nos da ineludiblemente su visión del presente, una visión en
la que parece que lo suyo es un mal menor pero necesario, mientras se
arrodillan ante el poder económico.
Ahora nos toca a la ciudadanía recuperar la política perdida, la que dejamos en sus manos, pero no para hacer lo mismo, renovar partidos con ejemplares Estatutos que siempre contienen una letra pequeña para eternizar a los cargos públicos. Sino para establecer una nueva ética política, un nuevo sistema que recupere el Bien Común y la política como herramienta para conseguirlo, mantenerlo y protegerlo. Una política sin zombis, sin profesionales, sin “clase política” solo con ciudadanía activa e implicada. ¡Urge hacerlo!, los populismos ya están llamando a la puerta y ya sabemos lo que nos trajeron el siglo pasado. Recuperemos la política perdida.
Ahora nos toca a la ciudadanía recuperar la política perdida, la que dejamos en sus manos, pero no para hacer lo mismo, renovar partidos con ejemplares Estatutos que siempre contienen una letra pequeña para eternizar a los cargos públicos. Sino para establecer una nueva ética política, un nuevo sistema que recupere el Bien Común y la política como herramienta para conseguirlo, mantenerlo y protegerlo. Una política sin zombis, sin profesionales, sin “clase política” solo con ciudadanía activa e implicada. ¡Urge hacerlo!, los populismos ya están llamando a la puerta y ya sabemos lo que nos trajeron el siglo pasado. Recuperemos la política perdida.
Miguel Angel Martín
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