miércoles, 4 de junio de 2014

F6

Manel Fontdevilla en eldiario.es
Jamás pensé que tendría algo en común con Felipe Juan Pablo Alfonso de todos los Santos de Borbón y Grecia (en adelante “F6”). Y no, no se trata de que los dos tengamos un nombre compuesto; ni que pertenezcamos a la misma generación; ni si quiera que ambos tengamos dos hijas. Lo que tenemos en común. Es precisamente lo que más nos separa: ninguno de los dos votamos la Constitución de 1978. Ni nosotros, ni 6 de cada 10 españoles con derecho a voto. En general los menores de cincuenta y cuatro años (el 62%) del censo electoral actual.

Desde 1978, se nos ha vendido machaconamente, “lo difícil y lo complicado que sería modificar la constitución…bla, bla, bla… No se puede estar modificándola continuamente es fruto de un consenso bla, bla, bla…” etc… Sin embargo a los dos grandes partidos,  herederos de esa Transición (que empezó en la calle y término en los despachos), me refiero a PP y PSOE, no les ha temblado el pulso cuando desde los poderes financieros se les ha ordenado que la cambien: aceptación del Tratado de Maastricht y modificación del artículo 135 de la Constitución que sacrifica nuestro Estado Social a la sobrevalorada y mentirosa estabilidad presupuestaria.

Las preguntas, ante todo este lio serian varias: ¿controlando la mayoría de los medios de control social; porque esta oligarquía bipartidista tiene tanto miedo a que la gente de su opinión? ¿A que tienen miedo? ¿No se consideran representantes de la voluntad del pueblo? Es una pena que no se hayan dado cuenta de que la ciudadanía es mayor de edad y que esta crisis nos ha servido para hacer un máster acelerado de participación social, economía y justicia social. Ellos están en las soluciones individuales, la gente se ha dado cuenta que solo podemos salvarnos en comunidad, con soluciones colectivas y para eso tenemos que participar. Es posible que durante algún tiempo consigan obstaculizar las grandes transformacionales que nuestra sociedad necesita. Pero los cambios, cuando se los tapona, son como el agua: termina saliendo por algún sitio o recuperando su cauce. 

Es curioso que en nuestros ordenadores F6 sirva para movernos entre diversos menús del programa, y nuestro “F6” solo sirva para congelarnos  la pantalla democrática. Esto hay que formatearlo o cambiar de disco duro.

Miguel Angel Martín

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