En
estos tiempos que corren, ante unas elecciones municipales y autonómicas que parece
que pueden cambiar algo el actual sistema sociopolítico, a veces me pregunto en
qué se podría sustanciar ese cambio. Le he dado muchas vueltas, he intentado explicárselo
a mis hijas; incluso ante una barra de bar con el primer café de la mañana he
entrado en alguna conversación de puntillas; y al final, mira por donde, la
respuesta la tenía en la cabeza, me la metió ahí hace muchos años un poema de
Benedetti: El papel de la nueva política es “Defender la alegría…”. Así de simple
y a la vez de complejo.
Pero, ¿qué es esto de defender la alegría en estos tiempos tan tristes
y oscuros? Pues, sinceramente creo que es lo que siempre hemos intentado desde
siempre los más, los trabajadores, los sin casi nada pero que terminamos pagándolo
todo. Es sinceramente aspirar a una vida igual, justa, digna y en comunidad.
Donde nadie se vea privado de ser feliz y disfrutar una vida plena, en el
presente no en un futuro lejano, que es una obligación mejorarlo, pero el
presente solo se vive una vez. Donde lo importante sea el ser, no el tener.
En todo ese proceso, es
necesario defender esa alegría de la
melancolía que produce un sistema
cuyo pedigrí es la desigualdad; Defenderla también de los canallas que te hablan de austeridad y esfuerzos mientras te roban
la cartera; Defender la alegría del oxido y la roña, de los que no han
aprendido nada, del oportunismo de los mismos perros con diferente collar…
Nunca le he dicho a nadie lo que tiene que votar, si les he propuesto alguna
vez un programa electoral, tampoco acepto que nadie me diga lo que debo
hacer, pero hoy déjenme que les de un consejo: si usted es como yo, de los
debajo, de ese 99% que pagamos todas las cuentas, el domingo no se quede en
casa, vote por la alegría, a los que se comprometan a defenderla, como una
trinchera, como un principio, como una bandera, como un destino, como una
certeza, y sobre todo como un derecho….no se queden en casa al borde del
camino, inmóviles…
Gracias
Benedetti (14 de Septiembre 1920 – 17 Mayo 2009)
Miguel
Angel Martín