miércoles, 20 de mayo de 2015

Defender la alegría como una trinchera

En estos tiempos que corren, ante unas elecciones municipales y autonómicas que parece que pueden cambiar algo el actual sistema sociopolítico, a veces me pregunto en qué se podría sustanciar ese cambio. Le he dado muchas vueltas, he intentado explicárselo a mis hijas; incluso ante una barra de bar con el primer café de la mañana he entrado en alguna conversación de puntillas; y al final, mira por donde, la respuesta la tenía en la cabeza, me la metió ahí hace muchos años un poema de Benedetti: El papel de la nueva política es “Defender la alegría…”. Así de simple y a la vez de complejo. 

Pero, ¿qué es esto de defender la alegría en estos tiempos tan tristes y oscuros? Pues, sinceramente creo que es lo que siempre hemos intentado desde siempre los más, los trabajadores, los sin casi nada pero que terminamos pagándolo todo. Es sinceramente aspirar a una vida igual, justa, digna y en comunidad. Donde nadie se vea privado de ser feliz y disfrutar una vida plena, en el presente no en un futuro lejano, que es una obligación mejorarlo, pero el presente solo se vive una vez. Donde lo importante sea el ser, no el tener. 

En todo ese proceso, es necesario defender esa alegría de la melancolía que produce un sistema cuyo pedigrí es la desigualdad; Defenderla también de los canallas que te hablan de austeridad y esfuerzos mientras te roban la cartera; Defender la alegría del oxido y la roña, de los que no han aprendido nada, del oportunismo de los mismos perros con diferente collar… 

Nunca le he dicho a nadie lo que tiene que votar, si les he propuesto alguna vez un programa electoral, tampoco acepto que nadie me diga lo que debo hacer, pero hoy déjenme que les de un consejo: si usted es como yo, de los debajo, de ese 99% que pagamos todas las cuentas, el domingo no se quede en casa, vote por la alegría, a los que se comprometan a defenderla, como una trinchera, como un principio, como una bandera, como un destino, como una certeza, y sobre todo como un derecho….no se queden en casa al borde del camino, inmóviles…

Gracias Benedetti (14 de Septiembre 1920 – 17 Mayo 2009)


Miguel Angel Martín