Hace más de seis años que muchos de los que hoy están
presuntamente “imputados” o según la última reforma de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal hecha por el PP “investigados”, por corrupciones varias en nuestras
tierras valencianas; se dirigían por la TV, Radio o prensa, a los padres y
madres de los más de 22.000 jóvenes valencianos que han tenido que emigrar
forzosamente por razones socioeconómicas; y les decían compungidos cosas como
estas: “...hemos vivido por encima de
nuestras posibilidades y ahora hay que apretarse el cinturón…”; “Todos tenemos
que hacer esfuerzos y los políticos debemos dar ejemplo…”. Las familias que
vieron partir a sus hijos e hijas, a buscarse la vida fuera de su país con su
abultado curriculum, tienen que tragar mucha saliva para contener la rabia ante
tanto presunto geta y sinvergüenza. Tiene narices que te dejen sin futuro,
mejor que nos dejen, y encima te roben a dos manos.
El periodista Sergi Castillo en su libro “Tierra de
saqueo”, calcula que la factura de la corrupción en la Comunidad Valenciana
supera los 12.500 millones de euros (para que se hagan una idea eso es más o
menos el presupuesto de la GV de un año). En todos estos años de austericidio, la ciudadanía de a pie,
los que pagamos todas las facturas (rescates de bancos, repagos etc.) hemos sufrido recortes drásticos en
Sanidad, en Educación, en Dependencia, Servicios Sociales, en los programas de
becas; el aumento de las tasas universitarias. Hemos visto como el desempleo en
jóvenes de 18 a 24 años se situaba en el 55%; y como se ha precarizado el poco
empleo que se crea; Sabemos que más de 260.000
jóvenes valencianos entre 17 y 30 años están en riesgo de exclusión
social. Hemos conocido por los autos judiciales que en todo ese tiempo ellos
seguían comisionando al 3%. Además del negativo impacto económico futuro que
supone que otros países se aprovechen de nuestro capital humano (se ha
calculado que perderemos más de 8200 millones en 10 años). Pero no pasa nada, a
estos cracs de la gestión cuanto peor nos vaya a nosotros, para ellos mejor.
Todo lo que sea deteriorar lo público (lo de todos), sirve para abrir de una
patada (a lo Corcuera, que parece que ha vuelto como Rocky - habra que analizar
este revíval ochentero de manera mas
profunda) la puerta al aprovechamiento privado de los bienes públicos. Y de
paso asegurarse un retiro dorado en esas mismas empresas.
Hay, al menos, 22.000 motivos y más de 260.000 razones
por los que esta gente no puede poner las manos en nuestro futuro. Ojo, tampoco
podemos permitir que lo pongan aquellos que se disfrazan de “los nuestros” y terminan vendiéndonos
por 135 monedas. Pero amigos y amigas, todo no debe ser pesimismo; la gente
corriente no nos podemos permitir la tristeza; corren vientos de cambio, de
regeneración, de ciudadanía, de comunidad… y como cantaba algún grupo de estos hípsters en un bonito anuncio de
cervezas (cuanto nos ha ayudados la ancestral bebida a soportar al PP, nunca
podremos pagárselo), “lo importante es tener finales”. Disuelvanse!!
Miguel Ángel Martin