miércoles, 4 de noviembre de 2015

Puertos

1983. este si es mi Puerto
Un día, hace ya algún tiempo, cuando todos éramos más jóvenes, trás una discusión sobre la idiosincrasia porteña, mi padre con el que no solía hablar de estas cosas, me espeto desde su sillón “¿pero tú que te crees, que solo hay un Puerto?”. Aquella sencilla pregunta, hecha mientras mi padre ojeaba el Marca (el único defecto de mi padre era su madrilismo medular, cosa que siempre le perdone), me hizo no solo reflexionar sino afianzar una posición, en la que hoy sigo manteniéndome. Pero vayamos a la pregunta, ¿Cuántos Puertos cree usted que existen? Espero que este ejercicio lo puedan hacer en casa con sus familiares o amigos, personalmente para mí habría un minino de cuatro, ubicados en ejes diferentes.

Hay un Puerto de los de arriba y otro de los de abajo. Y también hay un Puerto de ayer, del pasado y otro del futuro, que lucha por seguir existiendo. El Puerto de los de arriba, es de color gris perla (me encanta la expresión de Ángel Gonzalez que hablaba del gris, color ala de mosca para referirse a los años del franquismo), lleva bigotillo reaccionario, sus maestros aunque se reciclen en facebook dan collejas y apagan sus puros en libretas infantiles de irregular caligrafía. Es el Puerto de “Una patria, un estado, un caudillo 2.0”. Lucha por retener el poder perdido. Han encontrado una via y se aferran a ella, llenando de esencias algo que es pura estrategia de mantener el poder. Luego están los de abajo, esos son entre los que nací y me crie. Perdedores históricos, gente luchadora y que nunca perdió la dignidad. Es el Puerto del compañerismo, de la camaradería, de la vecindad, el solidario, el que busca la justicia, la igualdad. Sin procesiones, es laico porque tiene memoria, pero respeta a la iglesia del pueblo, a gente como Juan Camarena. El Puerto del pasado, el del blanco y negro, se empeña en revivir viejas postales amarillentas, no le interesa que el pasado sea un impulso para afrontar el futuro, prefiere recrearse en él, como si el reloj se hubiese detenido para siempre. Tiene muchas fortalezas que podría aprovechar pensando en el futuro pero no las ve. También hay un Puerto del futuro, nihilista respecto al pasado, a su patrimonio, vacio, que reescribe la historia en su provecho, con el único objetivo de justificarse.

En este mapa con dos ejes, deberíamos hacer un esfuerzo por situarnos. El sociólogo francés Jean-Claude Kaufmann, experto en Identidades, plantea que en estas sociedades individualistas y democráticas, la identidad se deduce de una subjetividad que actúa con vistas a producir un sentido que ya no está dado por el lugar social ocupado, y no solo para responder a la pregunta existencial ¿quién soy? De todos los Puertos, cada uno deberíamos hacer el esfuerzo por situarnos en este mapa, está claro que esos cuatro Puertos son una reducción argumental, son extremos. Hay muchos más, en una sociedad democrática y plural casi todos imprescindibles. Lo que nunca pretenderé será imponer al resto mi Puerto, ni rechazar al resto, yo me quedo con El Puerto de los de abajo, de los que menos tienen, el del bien común, que bebe en su mejor pasado de lucha social y obrera, para seguir existiendo en el futuro defendiendo esos valores independientemente de la fórmula político-jurídica que lo administre, ese es el que me da sentido. El resto me da igual, no me representan, no tengo nada que ver con ellos.


Miguel Angel Martín