lunes, 21 de enero de 2008

Un Sagunto incomodo.

Desde hace algunos meses, debido fundamentalmente a la influencia mediática del ex Vicepresidente de EE.UU. Albert Arnold Gore, Al Gore para los amigos, se ha convertido en una verdad incomoda todo lo relacionado con el Cambio. En algunas ocasiones nos es difícil relacionar las problemáticas o situaciones globales con nuestra realidad local, fundamentalmente en cuestiones donde la globalización de la economía o las desigualdades sociales nos obligan a realizar un esfuerzo para buscar las causas de los efectos que solemos padecer casi sin darnos cuenta. Algo parecido ocurre con el cambio climático, nos parece una amenaza real pero lejana. Sin embargo y recientemente nuestra ciudad se ha visto directamente relacionada en cuestiones que tienen mucho que ver con el tema, y que pueden ayudarnos a comprender nuestra contribución a evitar o mejor dicho moderar el cambio climático, que se traduce en limitar las emisiones de CO2. Comenzaremos con un proyecto que es consecuencia del Cambio Climático: La desaladora. Los medios de comunicación hablan constantemente de ciclos de sequía, algo que la comunidad científica hace años que ha desmentido, no se trata de una sequía coyuntural, en el mediterráneo estamos padeciendo una sequía estructural, es decir jamás volveremos a disponer de los recursos hídricos de los que disponíamos hace 20 o 30 años. Es muy posible que dentro de pocos años, no nos llegue agua del Xuquer o no toda la que necesitamos y nos veamos obligados a sobrevivir gracias a ese mal menor que son las desaladoras, autentico símbolo del fracaso de nuestra sociedad postindustrial que ha sido capaz por si sola de modificar el clima de un planeta perjudicándose así misma. Pero las desaladoras no son la nueva panacea que sustituirá al “metro cúbico”, sino somos capaces de utilizarlas con la racionalidad que requiere una instalación producto de la irracionalidad delos últimos 300 años. Otro de las cuestiones que nos han afectado en el ultimo año han sido las rémoras y dilataciones para proteger la Montaña de Romeu. Convertir el mayor pulmón verde publico de nuestra ciudad en una cantera creo que hoy por hoy no puede ser justificado por ningún puesto de trabajo. Es curioso como en estos dos últimos años la presión de la empresa ha hecho dilatar la Declaración de la zona como Paraje Natural Municipal y resulta como poco paradójico que se quiera destruir esta reserva natural para producir cemento. Cada día en nuestra ciudad generamos más basura y la tratamos peor. Este año la subida más importante del coste del servicio se debe al transporte de nuestra basura desde Sagunto hasta Jumilla (Murcia), por que para que todo el mundo lo sepa nuestra basura todos los días recorre 200 Km. El coste del transporte de los dos tráiler que salen de Sagunto cada día hacia Jumilla es de 156.000 euros, es decir unos 26 millones de pesetas que ahora debe pagar toda la ciudadanía. Si la planta de Algímia (17 Km. de distancia desde el muelle de trasferencia del Polígono SEPES) hubiese estado en el tiempo previsto esta cantidad económica, el consumo energético y lo que suponen las emisiones de CO2 de dos Trailer que hacen todos los días 200 Km. de ida y otros 200 Km. de vuelta, nos lo ahorraríamos. Estos tres ejemplos, efecto y causas, de futuras modificaciones del clima y que tenemos la oportunidad de ver en nuestro territorio, unidos a la falta de vocación de nuestro consistorio en liderar acciones contra el cambio climático que configure una agenda de medidas urgentes desde el ámbito municipal (disminución consumo energético, consumo de agua, políticas de movilidad etc.) que junto al impuso de campañas de sensibilización y comprensión de este problema y como podemos contribuir desde nuestras casas o puestos de trabajo, conformasen una autentica Estrategia Local Contra el Cambio Climático. Plan de acción que debería estar consensuado por todos los grupos políticos y producto del debate de la sociedad civil y expertos. Por lo tanto, y sin dejar de lado nuestros objetivos a corto plazo, las entidades sociales y las personas implicadas, deberíamos marcar en nuestras agendas la reivindicación a nuestros responsables políticos más cercanos, así como reafirmar nuestro compromiso cotidiano y más cívico que nunca con las futuras generaciones. Y esto requiere reconvertir la incomodidad de nuestras verdades en acción.
Miguel Ángel Martín