viernes, 28 de noviembre de 2008

Aprendamos de los viejos consensos

En estos momentos, me imagino que los fogones del consistorio saguntino, se encuentran cocinando los futuros Presupuestos Municipales (PM) de 2009. la elaboración de los PM suele ser siempre una cuestión peliaguda, pero si a eso le sumamos un Bipartito dispuesto a dar satisfacción a sus respectivas clientelas y una crisis económica de las más graves de los últimos cien años, el tema se complica mucho más. La política municipal de esta ciudad nunca ha premiado la visión a largo plazo de sus dirigentes, por lo tanto va a ser difícil que el PM recoja iniciativas que intenten paliar los efectos de la crisis en Sagunto. Es una pena por que lo datos no son nada halagüeños: Reducción importante de los ingresos municipales debido al paron de la construcción; nuestras grandes empresas son auxiliares del automóvil o la construcción; reducción del trafico de mercancías en nuestro puerto; aumento del paro debido a la construcción y a las contratas y eventuales de las grandes empresas etc. Ante este panorama, sorprende la ausencia de respuesta del Consejo Económico y Social órgano asesor del consistorio, así como del Consorcio para el Fomento Económico del Camp de Morvedre. Dos herramientas que hace tiempo que deberían haber demandado e impulsado una acción coordinada de todos los consistorios del Camp de Morvedre para afrontar esta crisis y sus consecuencias socioeconómicas compuestas cada día por decenas de dramas personales. Quizás estemos ante la ultima oportunidad de Sagunto, para liderar un Plan de Acción que con rigurosidad y grandes dosis de generosidad, sea consensuado por Gobierno y oposición. Medidas de carácter plurianual que recojan una fuerte inversión publica en equipamientos y mejoras urbanas; que incentiven fiscalmente las obras de rehabilitación; y sobre todo un fuerte paquete de medidas sociales que ayuden a nuestros vecinos y vecinas más afectados por la crisis, medidas pues dirigidas a la infancia y a las familias que sirvan de colchón ante el desempleo y que prevengan situaciones de pobreza. Ojala me equivoque, pero en unos meses muchos de nuestros conciudadanos agotaran sus prestaciones por desempleo o perderán su trabajo, Sagunto debe crear las condiciones para proteger a sus vecinos, incentivar el mantenimiento de las grandes empresas a cambio de mantener los niveles de empleo, para ello hay que aprovechar al máximo las líneas de ayuda que pongan en marcha tanto la Generalitat Valenciana, como el Gobierno del Estado, por ello el consenso sin trampas, el acuerdo de Estado es vital. Como dijo alguien, la diferencia entre un buen político y un hombre de Estado, radica en que el primero piensa en las próximas Elecciones y el segundo en la próxima Generación. Deberíamos aprender de los viejos consensos de nuestra reciente historia, como el de la Reconversión Siderurgica, donde prácticamente todo el consistorio se sumo a la lucha por AHM, y el que no lo hizo lo pago caro. En ocasiones como esta la inteligencia colectiva contiene la genialidad necesaria para afrontar las peores situaciones. Miguel Ángel MARTÍN Imagen de Pepe Medina en Público (28/11/08)

jueves, 27 de noviembre de 2008

El error de las izquierdas, por Vicenç Navarro

Publicado en la revista SISTEMA DIGITAL, 20 noviembre 2008 Por muchos años ha habido una percepción generalizada entre intelectuales de izquierdas (que incluyen desde Susan George a Jürgen Habermas y Ulbrich Beck) de que los estados estaban perdiendo poder como consecuencia de la globalización, siendo éstos sustituidos por las corporaciones multinacionales que se han convertido en las unidades claves del orden económico internacional. Es más, esta situación de debilidad de los estados se ha atribuido a la victoria del neoliberalismo que ha promovido la necesidad de reducir el papel del estado en el espacio económico y social del país. Tal interpretación de los hechos es insuficiente cuando no errónea y está dificultando la comprensión de lo que está sucediendo en la actualidad. Varios son los supuestos erróneos de aquella percepción de que los estados han estado perdiendo poder y las multinacionales son las nuevas unidades que dominan la economía internacional. En realidad, las multinacionales son empresas nacionales cuya actividad es internacional (es decir, se realiza en varias naciones) pero están basadas en un país, siendo su relación con el estado de aquel país clave para entender su comportamiento (desde su distribución territorial a su política empresarial). De ahí que tales empresas deberían llamarse Transnacionales en lugar de Multinacionales y constituyen las entidades económicas que centran el tejido que influencia enormemente al Estado. Este maridaje mundo empresarial-clase política es una de las constantes de los sistemas políticos democráticos que configuran en gran manera las políticas públicas de los estados. En EE.UU. tal maridaje se llama “Washington” y es enormemente impopular, lo cual explica que todos los candidatos en las últimas elecciones presidenciales tuvieran que presentarse como anti-Washington. Es este maridaje el que ha creado el Consenso de Washington en EE.UU. y el Consenso de Bruselas en la Unión Europea. Y aun cuando Bruselas no ha alcanzado el nivel de impopularidad que ha alcanzado Washington, está acumulando créditos para llegar al mismo nivel. El creciente rechazo hacia la Constitución Europea y hacia la Unión Europea por parte de amplios sectores de las clases populares es un ejemplo de ello. En ambos casos, el establishment político es percibido como cautivo de los grupos financieros y empresariales. Este maridaje mundo empresarial-clase política, sin embargo, no puede interpretarse como la mera instrumentalización del estado por parte de las empresas transnacionales basadas en estos países. En realidad tales empresas son piezas clave en un entramado de lo que en EE.UU. se llama la clase empresarial (Corporate Class) que necesita para su existencia y reproducción la alianza de las clases profesionales que constituyen en general el 30% de la población de mayor renta en el país. Esta realidad debiera llevarnos a desenterrar de nuevo el concepto olvidado de clases sociales y de lucha de clases. Lo que hemos estado viendo durante los últimos treinta años no es la desaparición del estado sino la acentuación del carácter de clase del estado como consecuencia de la enorme influencia de la clase empresarial y de las clases medias de renta alta en tal estado que ha desarrollado políticas públicas encaminadas a optimizar sus intereses económicos. El neoliberalismo ha sido su filosofía, la cual tiene una narrativa que no coincide con su práctica. Su discurso antiestado se refiere única y exclusivamente al estado social, en absoluto al estado económico, industrial o fiscal. El Presidente Reagan, presentado como el iniciador del neoliberalismo, fue el mejor ejemplo de lo que estoy diciendo. El gobierno Reagan fue enormemente intervencionista. El gasto público federal aumentó y la carga fiscal de la mayoría de la población aumentó como ningún otro Presidente había hecho antes en tiempos de paz en EE.UU. Y sus políticas públicas fueron profundamente keynesianas, en absoluto liberales. Ejemplos hay miles. Uno de ellos es que cuando la economía estadounidense cayó en recesión al principio de su mandato (en 1982 el PIB de EE.UU. se contrajo un 1,9%, la mayor caída desde la II Guerra Mundial) y el desempleo aumentó a un 9,2% (la cifra mas alta desde los años treinta), la administración Reagan (definido por el ideólogo ultraliberal Xavier Sala i Martí como “el gran liberal”) respondió de la manera que los libros de texto definen como keynesianismo. El gasto público aumentó espectacularmente, creándose un déficit del presupuesto del gobierno federal de nada menos que un 6% del PIB. La gran expansión del gasto público fue en gasto militar, cuyo estímulo económico y creación de empleo fue menor, por cierto, que si el gasto de inversiones hubiera sido en servicios públicos como sanidad, servicios sociales e infraestructura del país. Ahora bien, así y todo, un crecimiento tan masivo del gasto público estimuló la economía de manera que la economía creció en 1983 un 4,5%, y en 1984 un 7,2%, lo que le permitió anunciar al pueblo estadounidense que un “nuevo amanecer” existía en América, venciendo ampliamente las elecciones de aquel año. Es por lo tanto un error aceptar (como constantemente se hace) la dicotomía de que las dos prácticas existentes en política económica es la antiestado (liberal) versus la proestado (keynesiana). Los gobiernos liberales han sido profundamente intervencionistas. Como bien dijo John Williamson, el gran guru del neoliberalismo del consenso de Washington, “hay que fijarse no en lo que el gobierno federal dice sino en lo que hace. Lo que proponemos al exterior no es lo que hacemos en casa”. No podía haberse dicho mejor. En realidad, el Secretario de Defensa de la Administración Reagan, Caspar Weinberger, había dicho en una entrevista al Washington Post (2.9.81) que el gobierno federal de EE.UU. tenía la política industrial más desarrollada en el mundo democrático, a través del gasto militar. Es por lo tanto un error de varios autores socialistas europeos identificar el socialismo con el liberalismo (tal como hace el socio-liberalismo), proponiendo el socialismo como el auténtico liberalismo. Autores como Anthony Giddens ignoran que lo que se llama liberalismo es el intervencionismo de estado a favor del mundo empresarial y a favor de las clases dominantes (el 30% de renta superior del país). ¿Es esto lo que están proponiendo? ¿Qué hay que hacer? La solución a la recesión actual es bastante fácil de ver. Mírense cualquier texto de historia económica mínimamente objetiva y lo verán. Hay que hacer lo que Reagan hizo, pero con un sentido de clase opuesto al que el realizó. El recuperó la economía mediante medidas que favorecieron primordialmente a las clases dominantes de EE.UU. Es a partir de la revolución liberal liderada por el Presidente Reagan que las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional descendieron y las rentas de capital subieron. Y lo mismo ocurrió en Europa. Nunca antes en los últimos cincuenta años el porcentaje procedente de las rentas del trabajo había bajado tanto. Lo que tienen que hacer las izquierdas en Europa es resolver la recesión en términos favorables a las clases trabajadoras y a las clases populares. Ello quiere decir que hay que aumentar el gasto público (incluyendo el gasto público social que refuerza al mundo del trabajo) de una manera mucho más acentuada de lo que está proponiendo el Ministro de Economía del Gobierno socialista español, el Sr. Solbes. El objetivo de este aumento de gasto público es crear empleo a base de aumentar el gasto en los servicios públicos que en España están muy poco desarrollados. Sólo un 9% de la población adulta trabaja en sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia y servicios de dependencia, comparado con un 15% en la UE-15 y un 25% en Suecia, uno de los países que tienen mayor protección social y mayor eficiencia económica. Estos fondos, que deberían ser generados primordialmente por el Gobierno central, deberían transferirse a las CC.AAs. y a los municipios cuyas finanzas están en situación muy precaria. Otro capítulo de inversión importante debería ser en las infraestructuras y muy en especial a la que beneficia a las clases populares (más ferrocarriles locales que AVE, por ejemplo). La financiación del gasto debiera ser mediante el aumento del déficit, alcanzando niveles mucho más elevados que el que el Sr. Pedro Solbes está dispuesto a permitir, llegando a niveles incluso de un 5% a un 6% del PIB. Ello exigiría una gran flexibilización del Pacto de Estabilidad Europeo que ha estado frenando el crecimiento económico de Europa durante los años de su existencia. La causa de que la Unión Europea haya tenido un mayor desempleo que EE.UU. a partir de los años ochenta no se ha debido, como los economistas liberales proclaman, a la mayor desregulación de los mercados laborales y financieros y menor gasto en protección social en EE.UU., sino a que el estado federal estadounidense es más keynesiano que el gobierno de la UE (la Comisión Europea). EE.UU. tiene un gasto público federal equivalente al 19% del PIB (frente a un 1,1% del PIB europeo en la Unión Europea) que, junto con la reducción de los intereses por parte del Banco Central –The Federal Reserve Board- (que han sido históricamente más bajos que los intereses del Banco Central Europeo), ha tenido un impacto estimulante mucho mayor que el del limitado gobierno europeo. El debate, por lo tanto, no debiera ser estado o no estado (un debate que no responde a la realidad), sino qué tipo de intervención del estado y al servicio de qué clases sociales. El keynesianismo estadounidense ha ayudado claramente a las rentas del capital. La izquierda debiera promover el keynesianismo social que facilitara las rentas del trabajo, cuya disminución es la causa del desplome de la demanda, causa mayor de la recesión actual. Pero el keynesianismo no es suficiente. Y esto el gobierno federal de EE.UU. y varios gobiernos europeos (incluido el británico) lo han visto claramente. Tales gobiernos han visto que tenían que recurrir no sólo al estímulo de la demanda sino también al control de crédito. Han nacionalizado en la práctica las instituciones crediticias. Pero ahí de nuevo, el tema de debate no debiera ser sobre si nacionalizar o no, sino sobre qué tipo de nacionalización y para el bien de quién. La nacionalización de la banca, por cierto, no ha sido nada nuevo. Todas las crisis bancarias han visto nacionalizaciones de la banca. El tema es ¿a beneficio de quién se realiza tal intervención? En EE.UU. se ha hecho a beneficio del capital financiero. Una última observación. La recesión actual exigirá un replanteamiento de las instituciones de la Unión Europea, haciéndolas más sensibles al mundo del trabajo a costa del mundo del capital, cuyos beneficios exuberantes en los últimos diez años están también en la base del comportamiento especulativo que ha seguido la comunidad bancaria. Desde el Banco Central Europeo hasta la Comisión Europea tendrán que cambiar profundamente. Que lo hagan o no depende, en parte, de que las izquierdas recuperen aquellos valores y análisis de la realidad que abandonaron.

A mi anonimo admirador

Como sabéis no suelo publicar comentarios de este blog que sean anónimos, a parte de suponer un acto de cobardía, me parece una falta de educación, ya que elude el dialogo y por lo tanto el entendimiento. Termino de ver que el pasado día 25 de octubre un "anónimo" me envió un comentario en respuesta a un articulo titulado pongamos que hablo de la Montaña de Romeu, publicado en la prensa local y en este blog el pasado mes de julio. Para que no se me pueda acusar de ocultismo paso a reproducir el comentario literal:
Imaginemos un hombre que no tiene ni idea de lo que escribe, informaté y luego opina (harinas cárnicas en mal estado neumáticos...)si supieras el daño que haces con éstos comentarios a un buen puñado de trabajadores... en fin, yo trabajo en Ferroland y veo los controles que les hacemos a las harinas cárnicas, a cada camión. A los neumáticos (triturados) sí,esos neumáticos abandonados que de vez en cuando, amontonados arden en algun solar, contaminando, contaminando como no contaminan en una combustión controlada (veo todos los días los analizadoresde las chimeneas). En fin escribo y seguramente ésto no lo lea nadie, pero puestos a imaginar imaginemos un mundo en el cual cada vez que cambiemos las ruedas al coche nos llevemos las usadas a casa, si compramos un pollo o un filete, nos llevaremos la parte que nos corresponda de la cabeza los cuernos... un mundo con las casas de madera no, que lío de madera no que talamos arboles...¿de la montaña Romeu? si está pelada si nadie se ha preocupado nunca de ella. En fin imaginemos un pueblo como tú lo quieres solo con funcionarios como tú y con camareros Y ahhora me llamas fascista. Alguien de izquierdas
Querido amigo anónimo, me vas a permitir que te conteste con un estilo Elena Francis, que seguro te va a encantar. En primer lugar te veo muy, pero que muy confundido, conozco perfectamente lo que hace la empresa en la que dices trabajar (permíteme que lo dude pero ante un comentario anónimo es mi única opción), evidentemente me imagino que los materiales que utilizais como combustible o como aditivos, se tratan con todas la medidas legales, ¡faltaría más! es una obligación, no una rogativa. Pero esto parece suponer que las emisiones de esta empresa son inocuas, algo totalmente falso lo dice la propia Conselleria de Territorio y Vivienda. No voy a entrar en por que nuestra ciudad tiene que pagar los excesos de la industria alimenticia, o por que nuestro gobierno autónomo quiere solucionar su incapacidad en la gestión de residuos, convirtiendo las cementeras en INCINERADORAS ENCUBIERTAS. Lo que si le voy a decir, es que yo no estoy contra ningún trabajador ni trabajadora, si sus jefes le han vendido ese cuento, tenga cuidado por que cualquier día le dirán que es culpa de Hugo Chávez que le congelen el salario, y usted se lo creerá. Decir que la Montaña de Romeu esta pelada, es que usted tiene algún problema de visión que yo no le voy a resolver. En fin querido amigo "Anónimo", como parece saber quien soy y a que me dedico, me imagino que también sabrá donde trabajo, así que tiene un café pagado que incluye una clase gratuita sobre la Montaña publica de Romeu. Ah! ni se me ocurriría llamarle fascista, me estimo mucho más al discrepante de lo que lo hace usted. Un saludo

jueves, 20 de noviembre de 2008

El Síndrome político de Incitato

Incitatus era el nombre al que respondía el caballo de Calígula (12-41 d.C), al que este obsequio con el titulo de Cónsul de Bitinia. En esta decisión, tuvo tanto peso el trastorno bipolar de este Emperador, como una fina ironía frente a un Senado servil y complaciente ante el Cesar. En nuestros días, tiempos de crisis, es interesante recurrir a la historia de Roma para conceptualizar elementos de la política actual. Es por ello que he querido acuñar un nuevo síndrome que afecta a todos los niveles políticos, y al que he decidido denomina de INCITATO, como pequeño homenaje a aquel equino que fue cónsul. Podríamos definirlo como el conjunto de fenómenos que caracterizan la actitud de muchos de nuestros políticos, seria como el síndrome que afecta a todo cargo publico carente de toda idoneidad para el puesto y al que este mismo puesto da sentido a su existencia, escalando por la pirámide de Maslow. Dentro de el, podríamos establecer dos tipologías: A) El que ocupa el puesto por encargo de un superior o dueño (Calígula) con el único objetivo de ocuparlo y obedecer ciegamente al jefe. Modalidad propia de los grandes partidos o partidos de corte populista, a este lo calificaremos como el Incitato Perfecto. Y B) en esta modalidad se conjugan en una sola persona las dos características definitorias, es decir, por un lado Incitato y por otro Calígula, que aquí son la misma persona. En esta modalidad se da una paradoja interesante, la inutilidad para el cargo es inversamente proporcional, a la habilidad de este/a individuo/a para trepar y mantenerse en el puesto, no hay que olvidar que su nivel de vida depende directamente de el. Este tipo es propio de los partidos pequeños, generalmente ubicados en la izquierda. Esta modalidad va unida al cultivo de una imagen de pureza ideológica, algo únicamente verbal que se desmiente con sus actuaciones cotidianas. Se vuelve al clásico “vicios privados / virtudes públicas”. En esta estructura es imprescindible fabricar un enemigo interior, que justifica la presencia del Incitato en el cargo. A esta modalidad la calificaremos como el Incitato Centauro. Ambas modalidades se enfrentan a un dramático final. Si seguimos con los paralelismos históricos, no hay que olvidar que Calígula, cuando Incitato perdió su única carrera, mando matarlo lentamente para que sufriera. Calígula por el contrario fue asesinado victima de una conspiración liderada por su Guardia Pretoriana y el Senado de Roma. En la política actual, la traducción es la perdida de confianza del jefe y la consiguiente “caída de una lista”, o la eliminación de la escena política a cargo de los más cercanos al “Incitato”. Todo Incitato caido, tiene automáticamente su sustituto. ¿Que hacer para combatir este síndrome? La respuesta solo la da la implicación en política de la ciudadanía que actúa ética y lealmente ajustada a unas ideas y principios. Solo la ética puede arrinconar a Incitato. Suerte. Miguel Ángel Martín

viernes, 14 de noviembre de 2008

Vino la realidad y nos encontró de Asamblea

Curiosidades de la historia, mañana dia 15 de noviembre, la liga de los hombres extraordinarios se reúne en Washington para refundar el capitalismo. Mientras a 6.312 kilómetros de distancia Izquierda Unida, la izquierda anticapitalista del estado español, se reúne también para refundarse. Paralelismo interesante o caprichos del destino, en ambos casos la refundación parte de la visualización de una crisis; la diferencia es que la visualización de la crisis ha sido más reciente y cruenta en el caso del capitalismo. Lo de IU ya viene de lejos. Vino la realidad, todo aquello que intuimos siempre, la crisis insostenible del Capitalismo, y nos cogió peor que dormidos (como diría Santiago Alba Rico), peor que de parranda que al menos nos hubiese pillado en la calle; nos pillo en pleno aquelarre sucesorio, sin sucesor pero con portavoz de todos (¿acaso portavoz no es el que habla por boca de todos?). Con tres documentos políticos y dos modelos de estatutos a elegir, el no va más. Documentos que rezuman propuestas anticapitalistas, unas más que otras, criticas feroces al actual sistema, etc. Y mientras el Capitalismo groggy, ha ido en estos tres últimos meses dando tumbos por el cuadrilátero, dando tan solo algún golpe certero para proteger a los suyos. Golpes que han caído sobre partes vitales del sistema capitalista: Nacionalización de Bancos! Nos han demostrado que es posible hacer las cosas de otra manera pero ellos no tienen como objetivo mejorar el acceso a la vivienda con prestamos con nulo interés, ellos pretenden que no caiga el castillo de naipes al suelo, y en cuanto pase el temporal devolver los bancos económicamente saneados, a sus antiguos dueños y seguir jugando. En IU mientras tanto, nos hemos enfrascado en una guerra interna al estilo dúo Pimpinela, donde solo se ha hablado de culpables y de refundar sin recordar por que se “fundo”. Hasta en Londres, la gente ha salido a la calle para exigir el mismo respaldo de los Estados a los trabajadores/as, aquí da la sensación de que hemos estado perdiendo el tiempo. Miles de trabajadores/as están perdiendo su empleo, la ciudadanía no puede afrontar sus hipotecas, los precios se desbocan y mientras, nosotros proclamamos a los cuatro vientos que somos un movimiento político-social. Políticamente ha habido poco que aportar que le suene bien al hipotecado/a o al desempleado/a, y socialmente tampoco se ha generado una mínima tensión, ni siquiera en la red. Esperemos que tras el próximo fin de semana seamos capaces de generar un proyecto ilusionante, no solo por sus colores, sino por su utilidad hacia aquellos ciudadanos/as que más nos necesitan, de lo contrario vendrá la realidad y volverá a pillarnos dormidos, pero esta vez sin sueño. Carlos Javier López Benedi y Miguel Ángel Martín

Vendrá la realidad y nos encontrará dormidos.......

Vendrá la Muerte y nos traerá la vida Vendrá el Vicio y nos traerá valores Vendrá la Peste y nos traerá salud Vendrá la Guerra y nos traerá la paz Vendrá el Delirio y tendrá razón Vendrá el Hambre y nos dará caramelos Vendrá la Sed y nos dará refrescos Vendrá el Tirano y nos dará un parlamento Vendrá el Silencio y nos hará gritar Vendrá el Invierno y nos dará calor Vendrá el Dolor y nos traerá tiritas Vendrá la Cárcel y nos hará libres Vendrá la Miseria y nos venderá automóviles Vendrá el Terror y nos dará protección Vendrá la Noche y encenderá la luz Vendrá la Realidad y nos encontrará dormidos Poema extraído del libro Vendrá la realidad y nos encontrará dormidos (partes de guerra y prosas de resistencia) de Santiago Alba Rico (Ed.Hiru 2006)