miércoles, 23 de enero de 2013

Castas

Vergara

Hace unos días, una compañera me hablaba de una joven militante de partido político (partido de derechas se SOBREentiende), que a la pregunta de “que quieres hacer en el futuro?”, le contesto un lacónico “voy a dedicarme a la política”. Con la que está cayendo esta semana, esta forma de entender la política no deja de ser hija de su tiempo. Para los que la política es un interés cotidiano vinculado a nuestras obligaciones de ciudadanía, que tiene poco que ver con mantenerse en un cargo público año tras año, que estas opiniones estén tan arraigadas en nuestros jóvenes, provoca desazón y cierta sensación de fracaso generacional. Este mal está muy arraigado en los grandes partidos, pero no crean que el resto son ajenos a esta “enfermedad”. Esta misma mañana la Cadena Ser hacia publica la encuesta del Observatorio My World sobre la percepción de la corrupción, los encuestados piensan que solo dos de cada diez políticos son honrados. Muchos pensaran al leer esto que las primeras planas de los periódicos avalan esta percepción;  otros dirán que la culpa es de los dos grandes partidos; también los habrá que piensen que no dejan de ser un producto de la sociedad. Lo que sí es cierto es que todos tenemos una parte de responsabilidad: La ciudadanía porque hemos hecho dejación de nuestras responsabilidades cívicas, y hemos dejado todo el poder en manos de la política de partido que se ha convertido en “clase”; Y esta “casta” política, por haber optado por un sistema, donde no existe la ejemplaridad y que solo ha mantenido un vinculo con la ciudadanía cada cuatro años, y encima con una Ley Electoral de las menos representativas del mundo. De todas formas, personalmente lo que más me preocupa es la situación de una izquierda (política y sindical) que piensa que no tienen este problema, que no va con ellos. Sin embargo seguimos viendo las mismas caras copando demasiados espacios y confundiendo militancia con vida laboral. Einstein dijo en su día que no podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos, así que alguna día si me preguntan si existen castas en la política me gustaría poder contestar como la Cospedal: “No me consta!”

Miguel Angel Martín

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