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Vergara |
Hace unos días, una compañera me hablaba
de una joven militante de partido político (partido de derechas se SOBREentiende),
que a la pregunta de “que quieres hacer
en el futuro?”, le contesto un lacónico “voy
a dedicarme a la política”. Con la que está cayendo esta semana, esta forma
de entender la política no deja de ser hija de su tiempo. Para los que la política
es un interés cotidiano vinculado a nuestras obligaciones de ciudadanía, que
tiene poco que ver con mantenerse en un cargo público año tras año, que estas
opiniones estén tan arraigadas en nuestros jóvenes, provoca desazón y cierta sensación
de fracaso generacional. Este mal está muy arraigado en los grandes partidos,
pero no crean que el resto son ajenos a esta “enfermedad”. Esta misma mañana la
Cadena Ser hacia publica la encuesta del Observatorio
My World sobre la percepción de la corrupción, los encuestados piensan que
solo dos de cada diez políticos son honrados. Muchos pensaran al leer esto que
las primeras planas de los periódicos avalan esta percepción; otros dirán que la culpa es de los dos grandes
partidos; también los habrá que piensen que no dejan de ser un producto de la
sociedad. Lo que sí es cierto es que todos tenemos una parte de
responsabilidad: La ciudadanía porque hemos hecho dejación de nuestras
responsabilidades cívicas, y hemos dejado todo el poder en manos de la política
de partido que se ha convertido en “clase”; Y esta “casta” política, por haber
optado por un sistema, donde no existe la ejemplaridad y que solo ha mantenido
un vinculo con la ciudadanía cada cuatro años, y encima con una Ley Electoral
de las menos representativas del mundo. De todas formas, personalmente lo que
más me preocupa es la situación de una izquierda (política y sindical) que piensa
que no tienen este problema, que no va con ellos. Sin embargo seguimos viendo las
mismas caras copando demasiados espacios y confundiendo militancia con vida
laboral. Einstein dijo en su día que no podemos resolver problemas pensando de
la misma manera que cuando los creamos, así que alguna día si me preguntan si existen
castas en la política me gustaría poder contestar como la Cospedal: “No me
consta!”
Miguel Angel Martín
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