jueves, 9 de mayo de 2013

Negocios privados sobre ruedas públicas


Donde tú ves un gran atasco, ellos ven un gran negocio
Hace ya algunos años que las diferentes administraciones publicas se dotaron de herramientas para el control del tráfico en carreteras y ciudades. Los conceptos han ido evolucionando y desde una cuestión únicamente punitiva y sancionadora se paso a otras de carácter más integral y preventivo: Las Grúas Municipales no solo recogían a los aparcados en doble fila, sino a aquellos que de manera incívica aparcaban sobre las aceras o en los pasos de cebra dificultando el transito de ciudadanos de a pie o de otros con dificultades de movilidad; las Zonas Azules en principio eran medidas disuasorias para acercarse el centro de las ciudades con el vehículo particular, iban acompañadas de medidas favorecedoras del trasporte público urbano; Las ITV se diseñaron para garantizar que los vehículos que circulaban por nuestras carreteras y calles se encontraban en condiciones optimas de circulación, garantizando así la seguridad de todos y todas. En el principio de todo, estos servicios fueron diseñados desde lo público y gestionados por lo público.

Pero llego un momento, en el País Valencia coincidió con la llegada del Zaplanismo al poder, en el que este paraíso del liberalismo en que se convirtió nuestro país, decidió que todo se podía poner en manos del mercado. Las ITV se privatizaron, (que se lo digan a la familia de Cotino), las Grúas Municipales también, las Zonas Azules también e incluso se ampliaban, no por formar parte de un Plan de Movilidad Municipal sino por recomendación de la propia empresa privada que las gestionaba.

Por lo tanto se perdió el objetivo original, el puro negocio desvirtuó el uso. Ahora que tanto gusta poner ejemplos sobre la economía familiar, ninguna familia cedería a otros un negocio del que pudiese ganar el 100% para ganar solo un 20 %. Pero cuestiones crematísticas aparte, que son importantes en la gestión de lo público, la puesta en el mercado hace que se desvirtué su creación y su objetivo. Lo importante ya no es racionalizar el tráfico y pacificar nuestras ciudades, lo importante es recaudar. Y lo más grave, las empresas concesionarias son las que a partir de ese momento marcan la pauta, incluso de las subidas de tarifas, con el beneplácito de los amantes de la mano invisible. Si que importa el color del gato, y sí caza ratones para sobrevivir o por vicio. Si esto importa en la gestión del trafico de una ciudad, imagínense cuando se habla de la Sanidad, la Educación o nuestras Pensiones.

Miguel Angel Martín

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