miércoles, 2 de julio de 2014

Réquiem por el cajero de Albalat

Llega el verano y mi familia se dispone un año más a pasar las vacaciones estivales en Albalat del Tarongers, con los primeros viajes transportando bolsas y maletas he descubierto que desde el mes de marzo el servicio de Bankia ya no existe, ni atendido por un cajero en algunas horas del día, ni atendido por un cajero automático las 24. Curiosamente no recuerdo haber leído en la prensa local ninguna queja municipal al respecto. No puedo dejar de fijarme en que todavía en el viejo local de esta sucursal, ahora cerrada a cal y canto, aparece el escudo de la Caja de Ahorros y Socorros de Sagunto. Quién nos iba a decir que en el siglo XXI echaríamos de menos el espíritu de ayuda, servicio y auxilio financiero de organismos del siglo XIX como las viejas Cajas de Ahorro. La realidad es que gracias a la brillante gestión de Jose Luis Olivas y Rodrigo Rato los más de 22.000 millones de euros públicos inyectados en Bankia (a los que se suman otros 120.000 millones en avales y otras medidas de financiación), han servido para que pequeñas localidades como Albalat del Tarongers se queden sin la atención que merecen sus ciudadanos/as. 

Y no lo digo solo por la gente que pasamos allí unos días y sufrimos el incordio de tener que desplazarnos hasta Estivella o Gilet para poder sacar nuestro dinero, sino por un gran número de personas de edad avanzada que no disponen de vehículo y que deben hacer un sobreesfuerzo para hacer algo tan cotidiano como es realizar algún trámite para pagar impuestos o sacar su dinero. Desconozco las gestiones que ha realizado su ayuntamiento, pero esta claro que no han dado ningún resultado. El Alcalde de Albalat debería enfundarse su mejor traje y mover alguna ficha para que la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri cumpla el papel social que le corresponde. De lo contrario los vecinos y vecinas de Albalat deberían de manera colectiva establecer contactos con otras entidades y trasladar sus ahorros a aquellas que adquiriesen compromisos para dotar al municipio de un servicio tan básico como este. A este nivel de desmantelamiento, quién sabe si cualquier día aparece en la puerta del ayuntamiento el mismo cartel que en Bankia: “Este ajuntament serà  traslladat a Gilet...disculpe les molèsties”. 

Feliz verano.

Miguel Angel Martín


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