Todavía recuerdo el día que la Confederación Hidrográfica del Júcar anuncio que el proyecto de adecuación de la desembocadura del Palancia no contaría con el puente que en su día el anterior Alcalde Silvestre Borras había anunciado. Puente que uniría las dos vertientes del rio tras suprimir la vereda que habitualmente todos hemos utilizado para desplazarnos entre Puerto y las playas de Canet d´En Berenguer. Esa noticia cayó como una bomba en todo el equipo de gobierno ya que dábamos por descontado que el proyecto contaba con esas infraestructuras. En esos tiempos tuve noticias por algunos propietarios de que al menos tres empresarios de la zona estaban comprando terrenos en el Delta. He de confesar que al principio no entendía lo extraño de la operación, en teoría los terrenos serian expropiados al ser dominio fluvial, pero pronto la estrategia comenzó a flotar en el ambiente político-empresarial. Primero las opciones eran cambiar las expropiaciones por permutas en derechos de edificación en la zona no urbanizable a la que ahora llaman “Borde Norte del Puerto”, ¿saben cómo le llamaban en los buenos tiempos los Promotores? Mamellón. Que poético verdad, algunos tienen un alma lirica que no se si recuerda al Jack London en busca del oro del Klondike de Alaska o al poeta de la Mousse. Pero volviendo al tema, esos mismos empresarios también fueron dejando por ahí la idea de que ese puente se podría construir con la urbanización del “Mamellon”. Mientras la CHJ manifestó que estaba dispuesta a financiar ese puente al 50% junto a la Conselleria de Infraestructuras. Dicha Conselleria, jamás se pronuncio, pero en marzo de 2007 el diario Las Provincias anuncia que el secretario autonómico de la Conselleria de Infraestructuras, Pedro Marco, afirmo que si se hará el puente. Si esto es así ¿para qué narices se metió a un montón de personas que tenían allí su huerto de toda la vida en un berenjenal, del que con toda seguridad y con los tiempos que corren, no saldrán bien parados? La respuesta como en las novelas de Agatha Christie, ante un crimen lleno de incógnitas es preciso preguntarnos cui prodest, ¿a quién beneficia el crimen? Pues eso, buen año y no olviden apagar la luz.
Miguel Angel Martín
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