jueves, 6 de septiembre de 2007

PATO AVENTURAS EN EL PUERTO

La pasada semana tuve una llamada internacional de un vejo amigo, el Pato Lucas, actualmente alto funcionario de la OPU (Organización de Patos Unidos) en Nueva York. Su llamada venia al caso de las noticias publicadas en varios medios internacionales sobre el lanzamiento de patos en las fiestas patronales de nuestra ciudad. Al parecer el tema había sido tratado en una reunión de ilustres patos entre los que se encontraban: El Tio Gilito, Donald, el Patito feo, representantes de Ánades, Fochas, Ansares, Somormujos, Cisnes y Pavos reales e incluso me comentaba que estaba el Pato WC y un Pato Vibrador. Al parecer todos estos patos estaban preocupados por la situación y querían información de primera mano para poder adoptar una resolución en su Consejo de Seguridad, máximo órgano de la diplomacia patuna internacional. Así pues, mi amigo el Pato Lucas, necesitaba de mi información veraz de lo que estaba ocurriendo. Lo primero que le explique es que esos patos no habían cometido ningún delito y que no se trataba del cumplimiento de ninguna sentencia, tampoco se trataba de ninguna fobia local contra los patos, simplemente era algo que en este pueblo se hacia como una tradición. Que este año los patos que los jóvenes capturaban se canjeaban por regalos. También le explique que este era un tema que los diferentes responsables políticos de la ciudad habíamos sido incapaces de abordar con creatividad y participación. Aunque no era de su competencia, el Pato Lucas, tambien me pregunto por el toro “Ratón”, ya que por este y por sus congéneres, nuestra ciudad era conocida internacionalmente. No pude darle mucha información, salvo que al parecer se trataba de un animal que había matado el pasado año a una persona y que este año, al haber aumentado su popularidad los responsables de las fiestas lo habían vuelto a “contratar”. El pato Lucas no entendió para nada mi respuesta, lo de que hubiese matado a alguien, que se le hubiese contratado de nuevo y sobre todo un poco indignado me manifestó su malestar por el doble rasero con el que en nuestra ciudad se trata a toros y patos. Solo pude contestarle con algún monosílabo, apelando a las viejas costumbres y en definitiva dándole la razón. Nos despedimos de manera cortes y yo no pude evitar pasar el día preocupado por que nuestra ciudad pasase a ocupar el primer puesto de ciudades Patoterroristas, sufriendo así la ira de la comunidad patuna, esto si seria un problema y no la subida del Euribor. Pase el día dándole vueltas a alguna solución que pudiese calmar el malestar de los patos, y de repente vino a mi cabeza aquella historia de los miles de patitos de goma que cayeron en un contenedor de un barco chino en el océano Pacifico y que desde el año 1992 siguen navegando por nuestros mares. Pude comprobar en internet que la historia es real y que incluso se han separado en diferentes grupos y están siendo estudiados por investigadores marinos. La propuesta de solución llego a mi cabeza, ¿por que no se reconvertía la suelta de patos en un viaje iniciatico para nuestros fornidos muchachotes, en el que cada año saliesen en barco expediciones en busca de patos de goma? Las expediciones podrían salir en barco, de nombre Gorbea-Mendi II, el 15 de agosto, serian despedidos por la máximas autoridades de la ciudad y podría ser el acto que sustituyese a lo suelta de patos. A su regreso el joven que más patos de goma haya recogido podría ser nombrado hijo predilecto del Puerto, quizás incluso se podría reparar el daño incluyendo en la bandera del Puerto algunos patos de goma. Ahora mismo voy a enviarle un correo electrónico a mi amigo José Luis Martí con esta propuesta que seguro le entusiasma. Miguel Ángel Martín

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